CONOCIENDO A CINCUENTA SOMBRAS CONTINÚA
Capítulo 40
Juego de Pelotas
"No tienes
permitido salir de aquí sola. ¿Entiendes?"
Le digo a medida
que entramos en el ascensor del Escala, después de la maravillosa tarde que
hemos pasado juntos en el velero. La idea de que cualquier cosa pueda sucederle
a Anastasia es completamente insoportable para mí, y aunque no la quiero
alarmar tiene que entender que no debe correr ningún riesgo. Sawyer me acaba de
confirmar, de camino al apartamento, que nadie ha visto ni ha tenido noticias
de Leila. Así que ella todavía está en libertad, y posiblemente sigue armada.
"Está
bien." Me dice Ana burlonamente, parece encontrarlo divertido.
"¿Qué es tan
gracioso?"
"Tú lo
eres."
"Yo,
señorita Steele? ¿Por qué soy gracioso?" Ser gracioso no es algo de lo que
generalmente se me acuse.
"No hagas
pucheros," afirma Ana, mirando mi boca.
"¿Por
qué?"
"Porque
tiene el mismo efecto en mí del que yo tengo en ti cuando hago esto." Ana
se muerde el labio seductoramente.
"¿En
serio?" Así que, por supuesto, le ofrezco mi mejor puchero, y luego me
inclino para besarla.
Y ese breve beso
es todo lo que se necesita para inflamar el deseo que hierve a fuego lento
constantemente entre nosotros, acentuado por el reducido espacio del ascensor.
Ana retuerce brutalmente los dedos en mi pelo mientras me besa, mientras yo la
empujo con fuerza contra la pared del ascensor. No podemos absorber lo
suficiente el uno del otro mientras nos besamos, nuestras lenguas se entrelazan
apasionadamente mientras sujeto su cara en mis manos. Ana, mi preciosa Ana. La
deseo, la necesito, y he de poseerla en todos los sentidos posibles.
El sonido la
puerta del ascensor abriéndose nos devuelve de nuevo a la tierra. Un minuto más
y lo habríamos hecho allí mismo. Un día, lo haré, lo juro.
"Buuuf." Murmuro, mientras trato de recuperar el
aliento.
"Buuuf."
Ana está de acuerdo, jadeando.
"Lo que me
haces, Ana."
No puedo
resistirme a deslizar el pulgar por su suave y esponjoso labio inferior. Es que
es tan condenadamente sexy. Todo en ella es tan sexy y deseable, que me hace
perder el control. Me gustaría follarla todo el día si pudiera. Nunca he
sentido una química así antes. Es literalmente electrizante entre nosotros,
imposible de pasar por alto y más fuerte que cualquier tipo de droga.
"Lo que me
haces a mí, Christian," susurra de vuelta.
Así que lo mismo
le sucede a ella. Si se ha lanzado algún tipo de hechizo puedo decir que nos ha
alcanzado a los dos, acabo de darme cuenta de que ella siente lo mismo. Pero así
es. Nos amamos. ¿Despertaré y me daré cuenta de que esto no es más que
un engaño cruel, un sueño? Simplemente parece increíble haber descubierto que
soy capaz de experimentar estos sentimientos, cuando siempre lo he creído
imposible para un hombre como yo. Por supuesto, no me lo merezco. Mi mayor
temor es que todo me será arrebatado de nuevo, que hay algo destinado para que
le suceda a Ana para castigarme. No puedo permitir que eso suceda, y voy a
hacer todo lo posible para evitarlo.
Taylor se
encuentra en el hall de entrada, como de costumbre, sin duda esperando para
informarme de las últimas noticias.
"Buenas
noches, Taylor."
"Sr. Grey,
señorita Steele."
"Yo era la
señora Taylor ayer." Ana bromea con Taylor.
Y una mierda lo
eras. Estabas conmigo, no con él. ¿Cómo puedes bromear sobre esto con Taylor?
Nunca vas a ser la esposa de nadie más, ¿no lo entiendes? Si vas a ser la
esposa de alguien, serás mi esposa. La señora Grey, no la señora Taylor.
"Eso suena
muy bien, señorita Steele," Taylor le responde con calma, pero el efecto
que está teniendo en él se revela con el hecho de que le ha subido un brillante
tono rosa en las mejillas. Joder, odio incluso que bromee con él sobre ser su
esposa, y todo lo que ello implica.
"Yo
pienso lo mismo." Ana coquetea de nuevo, y eso es todo, hiervo de celos
irracionales, abrumadores. Ella puede ser inexperta e ingenua, pero tiene que
aprender que no voy a tolerar este tipo de comportamiento, menos cuando me hace
sentir de esta manera.
"Si han
terminado todo, me gustaría tener una sesión informativa."
Miro a Taylor
mientras tomo la mano de Ana. Él debe saber que no debe responder a las
observaciones personales de ninguna manera. Él nunca lo había hecho antes. Es
Ana, ella sin darse cuenta tiene este efecto en la gente, rompe sus barreras.
Ella no tiene idea de lo sexy y atractiva que es. Sé que no lo hace
deliberadamente para molestarme, pero ese es el efecto que está teniendo en mí.
Así que no tengo más remedio que explicárselo para futuras ocasiones.
"Voy a reunirme
contigo en breve. Pero quiero hablar con la señorita Steele primero." Le
digo a Taylor, mientras me dirijo a la privacidad de mi habitación con ella y
cierro bien la puerta detrás de nosotros.
"No
coquetees con el personal, Anastasia."
Ella se sorprende,
porque parece no darse cuenta de que eso es lo que estaba haciendo. Así es como
ella le envía mensajes equivocados a tipos como el fotógrafo y por eso es tan
vulnerable. Ella tiene que entender el efecto que tiene sobre el sexo
masculino.
"No estaba
coqueteando. Estaba siendo amable - hay una gran diferencia," argumenta.
"No seas
amable con el personal o coquetees con ellos. No me gusta."
Me doy cuenta de
que no me importa cómo defina su comportamiento, me parece inaceptable, por lo
que tiene que parar. Hay que mantener las distancias con el personal. Son
empleados, no amigos. Es por eso por lo que siempre insisto en ser tratado como
Sr. Grey, y nunca por mi nombre de pila, por ninguno de ellos.
Le cambia la cara
y se queda mirando hacia abajo, a sus dedos, como si fuera una niña traviesa a
la que están regañando.
"Lo
siento," murmura, cabizbaja. No me gusta verla así, pero tenía que
decírselo.
"Sabes los
celoso que soy," ofrezco a modo de explicación, mientras le levanto la
cabeza para mirarla a los ojos.
"No tienes
motivos para estar celoso, Christian. Soy tuya en cuerpo y alma," susurra.
Su honestidad y
su sinceridad están brillando en sus hermosos ojos azules, y sé que cada
palabra sale desde el fondo de su puro corazón.
Pero sus palabras
me confunden, porque todavía no entiendo muy bien lo que he hecho para merecer
esto. Me vuelve loco con estos sentimientos abrumadores que estoy
experimentando y luego ella me desarma completamente con su candor. Estoy
acostumbrado al control y el equilibrio y ahora me siento perdido, inquieto.
Pero esperemos que ahora entienda cómo espero que se comporte en el futuro.
"No tardaré.
Siéntete como en casa," le indico
mientras la beso y luego me dirijo a descubrir las novedades que tenga Taylor.
Espero que haya
arreglado la mudanza y así ella pueda aprovechar el rato de mi reunión para
acomodarse en mi dormitorio, que será nuestro dormitorio a partir de
ahora… Creo que se lo he mencionado, ¿o no?
~ ~ ~
"Taylor, la
señorita Steele no tiene experiencia en el trato con el personal, pero ya la
he informado sobre el protocolo correcto
para hacer frente a todos los miembros del personal en el futuro. Si su
inexperiencia causa otro lapso, te agradecería que no respondieras a sus
observaciones inapropiadas en el futuro."
"Como usted
quiera, señor."
Su rostro es
totalmente impasible, pero el temblor de su diminuto músculo mejilla delata el
hecho de que él no aprecia que le haga este tipo de comentarios. Él es muy
consciente de que no debería tener que decirlo, sobre todo para alguien tan
experimentado como él.
Pero yo no quiero
molestar a Taylor del todo, porque como le dije a Ana hoy, él es muy bueno en
su trabajo y sería imposible reemplazarlo. Sin embargo, él tiene que entender
que no puedo soportar ningún tipo de interacción entre ellos, me pone celoso,
por más irracional que él pueda pensar que estoy siendo. Lógicamente, comprendo
que no hay nada entre ellos, sobre todo porque sé que él y Gail están
comprometidos en una relación, pero soy un hombre muy celoso, con una
imaginación muy vivaz, así espero que no responda de ningún coqueteo aunque no
sea intencionadamente, ya que suscita pensamientos muy feos en mi cabeza acerca
de Ana. Por su actitud protectora hacia Gail, sospecho que Taylor también tiene
una vena celosa y posesiva en cuanto a ella se refiere, por lo que
probablemente entiende lo que le estoy pidiendo. Creo que ya hemos hablado
suficientemente del tema cuando Sawyer se une a nosotros, así que considero que
el asunto ha quedado zanjado a medida que avanzamos a nuestra sesión
informativa.
Las últimas
noticias no son muy alentadoras. Aunque ya sabemos cómo Leila accedió a la
casa, todavía no hemos descubierto cómo ella adquirió la clave maestra de la
escalera de incendios, lo cual es preocupante, pero al menos Taylor ha tomado
todas las medidas necesarias para garantizar que no puede entrar por esa vía de
nuevo.
Seguimos estando
frustrados por no estar más cerca de localizar su paradero, ya que es la única
manera de asegurarme de que reciba la ayuda que necesita desesperadamente, y
poner fin a toda esta incertidumbre. Welch informa que no hay ninguna evidencia
de que haya accedido a su cuenta bancaria ni hay imágenes de ella en ninguna de
las cámaras de seguridad cercanas. Su esposo no quiere tener nada que ver con
ella y está siendo muy poco colaborador. Su familia está en Connecticut y no se
ha puesto en contacto con ella. Así que parece que Leila está sola y fuera de
sí, y aunque me siento mal por ella, no puedo descansar hasta que no sepa que
ella ya no es una amenaza para Anastasia de ninguna manera.
"La Srta.
Steele tiene que estar escoltada en todo momento siempre que salga de casa.
¿Queda claro? Su seguridad debe ser la prioridad número uno en todo
momento," reitero.
Pero por ahora,
no hay nada más que hacer hablando de lo mismo así que doy por terminada la
reunión y regreso a mi habitación para encontrarme con Ana.
"Oh, ellos
cambiaron tus cosas de lugar," murmuro, cuando la veo confusa, mientras
ella se queda mirando a su ropa que ahora está en el vestidor.
Eso es bueno. La
idea de tener a Ana durmiendo a mi lado esta noche mejora mi estado de ánimo un
poco, mientas le cuento a Ana brevemente los últimos detalles de la situación
con Leila, cuando ella me pregunta qué me pasa. Supongo que ella puede notar
que estoy preocupado.
Cuando Ana me
pone sus brazos alrededor de mí, la estrecho en un abrazo, besando su pelo e
inhalando su aroma dulce. Ya me siento más tranquilo y más relajado. Como
siempre, me siento mucho mejor solo tenerla cerca de mí.
"¿Qué vas a
hacer cuando la encuentren?" Pregunta.
"El Dr.
Flynn le ha encontrado un lugar."
"¿Y su
esposo?"
"Él se lavo
las manos." En la salud y en la enfermedad. "Su familia está
en Connecticut. Creo que está muy sola ahí fuera."
"Es
triste," suspira Ana. Ella tiene un corazón bueno, todavía puede
identificarse con una mujer que maliciosamente ha destrozado su coche, y que no
sabemos que podría estar planeando hacer con una pistola cargada. Realmente no
quiero detenerme en este pensamiento, ni Ana tampoco, así que cambiamos de
tema.
"¿Te parece
bien que todas tus cosas estén aquí ahora? Quiero que compartamos mi
habitación."
Por supuesto
asumo que estará encantada de compartirla conmigo. ¿ Tal vez debería habérselo
pedido? Estoy tan acostumbrado a mandar que en realidad nunca se me ocurrió
pensar primero en ello.
"Sí,"
confirma con una sonrisa. Así que yo tenía razón – a ella le parece bien que
compartamos, porque me imagino que le gusta que durmamos juntos tanto como a
mí.
"Quiero que
duermas conmigo. No tengo pesadillas cuando estás conmigo."
"¿Tienes
pesadillas?"
"Sí."
Ella me abraza
más estrechamente, para tratar de consolarme creo. Tan dulce.
"Estaba
organizando mi ropa para ir mañana a trabajar," me dice.
¿Qué carajo?
¿Por el amor de
Dios, no puede ser que ella se plantee salir para ir a trabajar, no con Leila
suelta por ahí?
"Trabajar!" Me enfrento a ella como si estuviera loca.
"Sí, a
trabajar," insiste, con una mirada de asombro en su rostro. Creo que le ha
restado importancia a la amenaza de Leila, parece que Ana todavía no ha
comprendido la gravedad de la situación.
"Pero Leila
- sigue ahí fuera." ¿Le puedo prohibir que vaya a trabajar? Mierda, ella probablemente va a enloquecer si
lo hago.
"No quiero
que vayas a trabajar." No, estoy
siendo muy moderado y razonable.
"Eso es
ridículo, Christian. Tengo que ir a trabajar."
"No, no
tienes." Tienes un sueldo mísero, por el amor de Dios, mientras que yo
soy un puto millonario. Te quedarás en la jodida casa y me dejarás ocuparme de
mis negocios sin tener que estar
preocupado por ti.
"Tengo un
nuevo trabajo, que me gusta. Asi que por supuesto que tengo que ir a
trabajar."
Ahora es su turno
para mirarme como si yo estuviera loco.
"No, no lo
necesitas."
Estoy a punto de
menospreciar su trabajo patéticamente pagado, cuando me acuerdo de cómo me
sentí cuando mi padre menospreció mi primer cambio de carrera, en su esfuerzo
por intentar hacerme cambiar de opinión sobre mi idea de abandonar Harvard. Así
que me apresuro a reprimir la réplica que casi sale de mi boca, dándome cuenta
de que despreciar el primer trabajo de Anastasia en realidad sería muy cruel de
mi parte, cuando ha estudiado tan duro para llegar a la carrera que realmente
quiere. Es importante para ella, incluso si le pagan una mierda. Así que logro
mantener bajo control mi temperamento, aunque es una verdadera lucha.
"¿Crees que
voy a quedarme de brazos cruzados aquí mientras estás fuera siendo el Señor del
Universo?" me grita.
"Francamente
.... sí." Porque por lo que a mí
respecta, yo podría ser su maestro, al menos en los asuntos a los que su
seguridad se refiere.
"Christian,
tengo que trabajar."
"No, no
tienes que." ¿No es como que me falten uno o dos dólares verdad?
"Sí. Tengo.
Que. Trabajar." Ella lo dice poco a
poco y con sentimiento. Es evidente que no hay manera de hacerla cambiar de
opinión, y es jodidamente frustrante saber que no tengo poder para obligarla a
hacer lo que le digo. Simplemente ella podría irse, y entonces sí que no
tendría un control adecuado sobre su seguridad en lo mas mínimo.
"No es
seguro." Intento otra táctica con ella. ¿Es posible que la idea de que
haya una mujer armada y hostil en libertad la asuste?
"Christian
... tengo que trabajar para ganarme la vida, y voy a estar bien."
"No, no
tienes que trabajar para ganarte la vida - ¿y cómo sabes que vas a estar
bien?" Puedo sentir como mi autocontrol se me está escapando. ¿Cómo puede importarle tan poco su propia
seguridad? ¿Por qué tiene que ser tan terca e independiente?
"Por amor de
Dios, Christian, Leila estuvo de pie en el extremo de la cama, y no me hizo ningún
daño, y sí, tengo que ir a trabajar. No quiero que tu me mantengas. Tengo
préstamos estudiantiles que pagar."
Mientras
Anastasia se muestra desafiante, con sus manos en las caderas, parte de mí
realmente la admira por no quererme para ayudarla económicamente, ya que es muy
refrescante estar con alguien que no tiene el más mínimo interés en mi dinero.
Pero eso no cambia el hecho de que ella misma se pone en peligro, y yo no puedo
soportarlo.
"No quiero
que vayas a trabajar," insisto de nuevo.
"No se trata
de ti, Christian. Esta no es su decisión."
Bueno, joder, así
debería ser. Este impasse entre nosotros me hace darme cuenta que realmente
quiero que las cosas pasen a otro nivel entre nosotros, algo más formal. Este
acuerdo informal no es suficiente para mí. Ella no es mi sumisa pero tal vez
podríamos tener un tipo diferente de contrato entre nosotros. El Sr. y la Sra.
Grey. Ese es el mayor compromiso entre un hombre y una mujer, ¿no es así? Pero
es demasiado pronto para pensar en ese sentido - ¿o no? Tal vez debería hablar
de ello con Flynn la próxima semana.
Aunque estoy
acostumbrado a conseguir siempre lo que quiero, parece que voy a tener que
claudicar, o correr el riesgo de que Ana me abandone y que entonces se quede
sin ningún tipo de seguridad en absoluto. Supongo que puedo soportar la idea de
que ella vaya a trabajar si tiene escolta en todo momento. Un agente encubierto
ya no es una opción, por que es insuficiente la protección que ofrece dada la
situación actual.
"Sawyer irá
contigo."
"Christian,
eso no es necesario. Estás siendo irracional."
"¿Irracional?"
Ella es la que se está siendo jodidamente irracional, a pesar del hecho de que
estoy tratando de negociar un compromiso con ella. Estoy llegando al final de
mis fuerzas con su obstinada negativa a entrar en razón. "O el va contigo
o realmente voy a ser irracional y te mantendré encerrada aquí."
"¿Cómo,
exactamente?"
"Oh,
encontraría la manera, Anastasia. No me tientes."
¿No se da cuenta
de que nada me gustaría más que encontrar una excusa para vivir una versión de
mi fantasía de 24/7 de control absoluto con ella? Encerrarla, refrenarla.
Totalmente controlada en todos los sentidos, preferentemente con su absoluto
consentimiento, pero si pensara que estaba asumiendo algún riesgo, entonces
créeme, haría lo que fuera necesario
para mantenerla a salvo.
Mientras se queda
mirando mi cara impenetrable, creo que por fin se da cuenta de lo que estoy
decidido, de que tiene que hacerlo a mi manera, y que no voy a permitirle que
arriesgue su seguridad de ninguna manera. Simplemente no va a suceder,
señorita Steele.
"¡Está
bien!" reconoce por fin mientras alza sus manos en señal de derrota, con
el ceño fruncido con enojo. "Está bien. Sawyer puede venir conmigo si te
hace sentir mejor."
Ella me pone los
ojos en blanco, pero mientras me muevo hacia ella, ella retrocede.
Mierda. La he asustado.
Cree que la voy a castigar por desafiarme y ponerme los ojos en blanco. Tengo
que tranquilizarme y volver a la calma, ahora que me las he arreglado para
convencerla de que Sawyer la acompañe mañana. Paso mis dedos por mi pelo,
cierro los ojos y respiro profundamente para calmarme.
"Puedo darte
un recorrido," sugiero, intentando cambiar de tema.
"Está
bien," murmura, mirándome con recelo.
Tomo su mano y
suavemente se la aprieto para tratar de tranquilizarla.
"No era mi
intención asustarte."
"No lo has
hecho. Estaba a punto de huir."
"¿Huir?"
Mierda. ¿Significa esto que todo esto es demasiado
para ella? ¿Ella no está preparada para soportar todo mi equipaje? ¿La he
llevado demasiado lejos?
"Estoy
bromeando," me tranquiliza al no poder evitar mi mirada de horror, pero no
es algo con lo que bromear. No puedo pasar por eso otra vez.
Los dos nos
calmamos mientras le muestro todas las habitaciones del apartamento que todavía
no había visto. No tenía ni idea de que Taylor y la Sra. Jones tienen una área
para ellos solos - ¿Dónde creía ella que vivían? No hay nadie allí en ese
momento por que Gail aún no ha vuelto de pasar el fin de semana visitando
a su hermana en Portland.
Hay una sala de
televisión que casi nunca uso. Ahí solo tengo las consolas para Elliot, porque
le encanta jugar con ellas. Parece un inútil desperdicio total de tiempo para
mí. Realmente no me puedo imaginar molestándome en pasar tiempo con esos
estúpidos juegos.
"¿Así que
tienes un Xbox?"
"Sí, pero
soy una mierda con eso. Elliot siempre me gana. Fue divertido cuando pensaste
que me refería a esto cuando te hablé de mi cuarto de juegos."
"Me alegro
de que me encuentres divertida, Sr. Grey."
"Así es,
señorita Steele - cuando no estás siendo desesperante, por supuesto."
"Suelo ser
desesperante cuando estás siendo irracional."
"¿Yo,
Irracional?"
"Sí, señor
Grey. Irracional podría ser tu segundo
nombre."
"No tengo
segundo nombre."
"Irracional
sería el adecuado entonces."
"Creo que es
una cuestión de opiniones, señorita Steele."
"Yo estaría
interesada en conocer la opinión profesional del Dr. Flynn."
Oh, créeme, Flynn
lo sabe todo acerca de mi naturaleza irracional, nena.
"Pensé que
Trevelyan era tu segundo nombre."
"No.
Apellido."
"Pero no lo
usas."
"Es
demasiado largo. Ven."
La última cosa
que se necesita cuando creas una empresa es un nombre que la gente no pueda
pronunciar o deletrear. Elliot piensa de la misma forma, por lo tanto
Constructora Grey y Empresas Grey. Si Mia consigue seguir adelante y establece
su propio negocio de catering de alto nivel, no creo que eligiera el nombre
de Trevelyan para presentarse. Si ella
sigue mi consejo, sacará provecho de la buena reputación asociada con nuestro
apellido y elegirá algo así como ‘Grey Cousine’, aunque conociendo a mi
hermana, probablemente se decidirá por algo mucho más femenino y ostentoso. Pero
si alguien puede lograrlo, es Mia.
Me doy cuenta de
que cuando le enseño a Ana el interior de la oficina de Taylor, él la mira pero
no le sonríe. Él ha captado el mensaje, alto y claro. No te familiarices
demasiado, esa es la propiedad del jefe, porque tengo cincuenta jodidas sombras
muy difíciles de manejar.
Acabamos en la
habitación que Ana llama la biblioteca, donde está mi mesa de billar. Con la
que tengo planes muy interesantes.
"¿Jugamos?"
pregunta Anastasia, con una pequeña sonrisa juguetona que esconde un secreto
alrededor de su boca.
"Esta bien.
¿Has jugado antes?"
"Algunas
veces," responde con evasivas, y puedo decir que está mintiendo por alguna
razón.
"Eres una
mentirosa sin esperanza, Anastasia. Ya sea que nunca has jugado antes o ...
"
"¿Te asusta
tener algo de competencia?" se jacta, mientras se lame los labios. Increíblemente
sexy.
"¿Asustado
de una chica como tú?" No lo creo, señorita Steele.
"Apostamos,
Sr. Grey."
"¿Estás
segura señorita Steele? ¿Qué te gustaría apostar?"
"Si gano, me
vas a llevar de nuevo a tu cuarto de juegos."
¿Qué ha dicho? ¿Ella
quiere volver a entrar en mi cuarto de juegos? ¿Después de lo que pasó la
última vez? ¿Está loca? No puedo negar que una parte de mí le encantaría
llevarla de vuelta ahí, pero no puedo correr el riesgo de que las cosas se me
vayan de las manos otra vez. No estamos listos para volver allí, aunque ella
piense que si lo estamos. Obviamente sigue preocupada porque esté extrañando mi
mierda pesada, de que esto no sea suficiente para mí. Pero no debo dejarme
llevar por ella como sucedió antes, cuando ella me pidió que le mostrara lo
duro que podía ser.
"¿Y si
gano?" No hay 'si' al respecto.
"Entonces tú
eliges."
"Está bien,
trato hecho."
Porque yo voy a
ganar, por supuesto, no hay duda. Puede ser que sea una mierda con el Xbox,
pero soy as en el billar. Me gusta la habilidad, la concentración y la
precisión que requiere. Y ya tengo algo en mente para cuando gane.
Así que estamos
de acuerdo en jugar al billar, y lo preparo rápidamente.
"¿Te
gustaría romper?" Le ofrezco, divertido por la idea de que ella realmente
cree que puede vencerme.
"Está
bien."
Ella le pone algo
de tiza en su taco, y sopla lentamente el exceso, mientras me mira a través de
sus largas pestañas. Mierda, ahora tengo una erección, se ve
increíblemente sexy, y apenas acabamos de comenzar a jugar.
Y realmente es
muy buena, lo descubro cuando ella introduce las primeras bolas. Así que por
eso ella estaba sonriendo para sus adentros. Me pregunto ¿dónde aprendió a
jugar? Pensando que probablemente quién le enseñó no es de mi agrado. Tiene que
ser un chico, obviamente. José Mierda Rodriguez me viene a la mente. Apuesto a
que estaba más que feliz de pasar tiempo enseñándole. Decido no darle
demasiadas vueltas a ese pensamiento desagradable, ya que sólo se echaría a
perder nuestro juego. En cualquier caso, me estoy divirtiendo mucho, muchísimo
viéndola mostrando su gran cuerpo mientras se extiende sobre la mesa. Ella
lleva sus jeans ajustados que muestran su culo a la perfección, y una blusa
escotada azul, lo que me gusta mucho porque me da una gran vista de sus pechos.
Ella va muy bien,
hasta que no alcanza la bola verde rayada. Lástima.
"Sabes,
Anastasia, podría estar aquí y ver cómo te inclinas y te estiras en esta mesa
de billar todo el día."
Ahora es mi turno
para tirar. Logro colocar cuatro bolas seguidas y deliberadamente introduzco la
blanca. No quiero ganar todavía, porque quiero seguir viendo como ese cuerpo
fantástico se extiende delante de mí otra vez. Fácilmente puedo alcanzarla
luego.
"Un error
muy elemental, Sr. Grey," se burla.
"Ah,
señorita Steele, soy sólo un simple mortal. Tu turno, creo." Déjame ver
ese culo delicioso de nuevo.
"¿No estarás
intentando perder a propósito?"
"Oh no. Con
lo que tengo en mente como premio, yo quiero ganar, Anastasia. Pero es que yo
siempre quiero ganar."
Ana está
aprendiendo, porque ella decide jugar sucio agachándose para mostrarme su culo
y su escote cada vez que puede, para tratar de distraerme. Y joder, está
funcionando. Tengo una erección dolorosamente dura en camino.
"Sé lo que
estás haciendo," murmuro.
Ella acaricia su
taco sugerentemente, pasando sus dedos hacia arriba y hacia abajo lentamente,
sabiendo que ella me está excitando a lo grande.
"Oh, sólo
estoy decidiendo hacia dónde llevar mi
siguiente golpe," murmura tímidamente.
Entonces ella se
coloca justo en frente de mí y se estira encima de la mesa. Se alinea para su
siguiente tirada, inclinándose a la derecha sobre la mesa. Su culo se estira
tentadoramente delante de mí, y cuando ella se menea un poco, no puedo dejar de
reaccionar y contener el aliento.
Ella pierde su
oportunidad.
Disimuladamente
me pongo justo detrás de ella mientras todavía está inclinada sobre la mesa,
colocando mi mano sobre su espalda suavemente para acariciarla.
"¿Estás
moviéndote alrededor de la mesa para provocarme, señorita Steele?" Le
pregunto mientras de repente le golpeo por sorpresa su precioso culo.
"Sí,"
jadea sorprendida.
"Ten cuidado
con lo que deseas, nena."
Esto es sólo una
advertencia, y hay mucho más de donde lo has sacado. Pero ahora es mi turno
para tirar.
Puedo ver que Ana
me está estudiando intensamente. Me complace el que ella parece disfrutar al
mirarme, casi tanto como yo disfruto mirándola.
Deliberadamente
fallo mi siguiente turno. No es muy divertido si consigo meter todas las bolas
de golpe, porque entonces voy a perderme todos esos estiramientos sexys encima
de la mesa.
"Cuarto rojo
allá vamos," me reta.
Todo se reduce a
la próxima tiro, quedan solo dos bolas.
"Nombra el
hoyo de tu siguiente tiro," murmuro, pensando que sé exactamente cómo voy
a llenar yo su dulce y pequeño hoyo.
"Arriba a la
izquierda," afirma, pero falla.
Como pensaba, su
concentración le ha fallado. Es hora de tomar el control. Como le dije, yo
siempre juego para ganar.
"Si gano, te
azotaré y luego te follaré duro sobre la mesa de billar."
Ana parece
conmocionada mientras me desquito en el siguiente tiro y gano el juego sin
esfuerzo. Ahora vamos a jugar al juego del que yo tengo todas las reglas.
Me pongo de pie y
sonrió.
"¿No vas a
ser una mala perdedora, verdad?"
"Depende de
lo duro que me azotes," murmura, mientras con el dedo la agarro de la
parte superior de la camisa y tiro de ella hacia mí.
"Bueno,
vamos a contar las faltas menores cometidas, señorita Steele. Uno: hacerme
sentir celos de mi propio personal. Dos: discutir conmigo acerca de ir o no
trabajar. Y tres: menear tu delicioso trasero durante los últimos veinte
minutos. Quiero que te quites los jeans y esa blusa ajustada. Ahora."
Suavemente beso
sus labios antes de ir y cerrar la puerta. No quiero a Taylor o a la Sra. Jones
merodeando para interrumpir nuestra diversión.
Ana parece
haberse congelado.
"La ropa,
Anastasia. Parece ser que todavía la llevas puesta. Quítatela - o lo haré yo
por ti."
"Hazlo
tú," susurra, con una voz ronca, sexy, y excitante.
"Oh,
señorita Steele. Ese es un trabajo sucio, pero creo que estaré a la
altura."
"Por lo
general siempre estás a la altura, Señor Grey."
"¿Qué
quieres decir con eso Srta. Steele?"
Me detengo en el
escritorio para tomar una regla de plástico de unos treinta centímetros, y me
la pongo en el bolsillo trasero de mis jeans. Estoy improvisando. No estoy en
mi cuarto de juegos, así que no tengo ninguno de mis juguetes favoritos, pero
este instrumento se adaptará perfectamente a la tarea que tengo en mente. Me
doy cuenta de esto es más excitante que la planificación de una escena en mi
cuarto de juegos. Descubrir que es posible jugar y pasar un buen rato en
cualquier lugar que elijamos es muy liberador. Abre posibilidades infinitas. Y
Ana parece estar lista, realmente preparada.
Quiero verla
tendida sobre la mesa sin sus jeans para concentrarme en su follable culo sexy.
Así que me arrodillo delante de ella para quitarle sus jeans. Lleva unas
bonitas bragas que son muy agradables de ver. Froto mi nariz contra las bragas
y absorbo su maravilloso aroma a almizcle natural que me dice que ella ya está
excitada.
"Quiero ser
brusco contigo, Ana," le advierto mientras sigo besándola y acariciándola
a través de sus bragas. "Vas a tener que decirme si es demasiado."
"¿Palabra de
seguridad?" Pregunta.
"No, sin
palabra de seguridad, sólo dime que me detenga y me detendré. ¿Entendido?"
Gime mientras
sigo besándola.
"Contesta,"
insisto. Tengo que estar seguro de se acordará y me detendrá. Tengo que tener
esa tranquilidad.
"Sí, sí,
entendido." Contesta.
"Has estado
enviándome pistas y mandando señales muy contradictorias durante todo el día,
Anastasia. Me dijiste que te preocupaba que hubiera perdido mi nervio. No estoy
seguro de lo que querías decir con eso, y no sé hasta que punto iba en serio,
pero vamos a averiguarlo. No quiero volver a entrar en el cuarto de juegos, así
que podemos probar esto. Pero si no te gusta, tienes que prometerme que me
dirás."
Creo que quiere
algo de nuestro ‘kinky-fuckery’ especial, algo en lo que me siento más que
feliz en colaborar, pero no la quiero presionar demasiado.
"Te lo diré.
Sin palabra de seguridad."
"Somos
amantes, Anastasia. Nos amamos, por lo que se nos puede llamar amantes, ¿no?
Los amantes no necesitan palabras de seguridad. ¿verdad?"
Todo esto es
nuevo para mí, y no conozco todas las reglas, pero creo que lo estoy haciendo
bien. Eso espero, al menos.
"Supongo que
no. Te lo prometo." Ana murmura. Por supuesto que tengo que recordar que
todo es nuevo para ella también. Pero eso me gusta. Lo estamos solucionando
juntos, a nuestra manera.
Poco a poco le
desabrocho la blusa, pero se la dejo puesta, por lo que tengo una increíble
vista de sus pechos que se derraman fuera del sostén. Ella tiene unos pechos
preciosos.
"Juegas muy
bien, señorita Steele. Debo decir que estoy sorprendido. ¿Por qué no metes la
bola negra?"
Me paro detrás de
ella mientras se inclina para tirar, y froto suavemente mis dedos hacia arriba
y hacia abajo por la piel sedosa de su muslo derecho. Nuestro juego privado de
billar es mucho más divertido que cualquier juego normal.
"Voy a
perder si sigues haciendo eso," murmura.
"No me
importa si fallas o no, nena. Sólo quería verte así - medio vestida, recostada
sobre mi mesa de billar. ¿Tienes alguna idea de lo excitante que te estás en
este momento?"
Acaricio de nuevo
la curva de su trasero, mientras se prepara para golpear la bola blanca.
"Arriba a la
izquierda," murmura.
Mientras golpea
la bola, le doy una nalgada fuerte. Grita y salta por la sorpresa, pero no
puede alejarse ya que sigo estando pegado justo detrás de ella. La bola no da
en el blanco.
"Oh, creo
que tienes que intentar de nuevo. Tienes que concentrarte, Anastasia."
Puedo decir que
realmente está excitada por nuestro pequeño juego por que empieza a respirar con
dificultad, por lo que decido seguir haciéndola sufrir.
"Eh, Eh,
sólo espera." Le digo, una vez coloco de nuevo las bolas. Vuelvo a ponerme
detrás de ella y acaricio su muslo izquierdo esta vez, y vuelvo a rozar
suavemente su sexy culo.
"Apunta."
Tiene
dificultades para concentrarse en el tiro, ahora sabe lo que pasará en cuanto
lo haga. La azotaré en cuanto golpee la bola, gozando de la sensación de su
cálida y suave carne suave contra mi mano firme.
"Oh
no," se lamenta.
"Una vez
más, nena. Y si fallas de nuevo, me encargaré de que lo recibas de
verdad."
No puedo esperar
para darle el castigo que se ha ganado hoy con su comportamiento desobediente.
Además, un buen azote me ayudará a aliviar la tensión y la preocupación que ha
estado flotando entre nosotros todo el día.
"Puedes
hacerlo," la animo , y sé que ella está disfrutando de este juego tanto
como yo cuando ella empuja su trasero contra mí. Así que la golpeo con fuerza
de nuevo.
"¿Impaciente,
señorita Steele?" Bromeo. Yo si lo estoy, pero quiero tomarme mi tiempo
para disfrutarlo. "Bueno, acabemos con esto."
Le bajo las
bragas y me las meto en el bolsillo, luego le beso las nalgas de su delicioso
trasero desnudo, encantador.
"Tira,
nena."
Falla de nuevo,
por supuesto.
Es hora de llevar
este juego a un nivel superior. Me inclino sobre ella, aplastándola contra la
mesa y la tomo de la mano.
"Has fallado,"
le susurro al oído. Sus mejillas contra el tapete. "Pon tus manos sobre la
mesa."
Ella obedientemente
hace lo que se le dice.
"Bien. Voy a
azotarte ahora y así la próxima vez tal vez no fallarás."
Gime y respira
entrecortadamente, jadeando por la excitación. Estoy a su lado mientras
acaricio su culo dulce, y acaricio con la otra mano su nuca, mis dedos se
enredan en su pelo, mi codo presiona su espalda para que no se levante. Está
inmovilizada e indefensa.
"Abre tus
piernas," ordeno, pero ella duda. Así que ahora la azoto con la regla, y
hace un ruido silbante maravilloso que la toma por sorpresa. La golpeo de nuevo
y ella jadea. Te voy a enseñar si he perdido o no mi nervio.
"Las
piernas," le ordeno de nuevo. Poco a poco abre sus piernas, y la golpeó de
nuevo, aún más fuerte. No puedo negar que estoy disfrutando de esto, pero me
siento más libre ahora que sé que ella está disfrutando de verdad también. Sólo
tengo que asegurarme de no traspasar los límites y llevarla demasiado lejos.
Sigo golpeándola
con la regla una y otra vez, y ella gime mientras absorbe el dolor y saborea la
excitación que crea en su interior. Así que no le doy tregua, porque ella está
excitada, mientras yo estoy más allá de la excitación. La estás llevando al
lado oscuro, Grey. Ten cuidado. No la lleves demasiado lejos.
Sigo, perdiéndome
como ella me dijo, encantado de que cada golpe sea tan jodidamente increíble de
ver y oír, siseo de la regla al bajar y el ruido del golpe en su piel de
alabastro, hasta que su culo se enciende de un hermoso color rosa.
No me detengo,
pero de pronto,
"Para."
No dudo por un
segundo. Al instante dejo caer la regla y la suelto.
"¿Suficiente?"
Susurro.
"Sí."
"Ahora
quiero follarte." Mi necesidad es abrumadora después de estos magníficos
azotes.
"Sí,"
ella asiente inmediatamente, con la voz entrecortada de excitación y deseo. Sí,
ha cruzado al lado oscuro contigo, Grey.
Me desabrocho el
pantalón para liberar a mi dolorida polla. Con facilidad meto dos dedos en su
interior para comprobar que está lista, porque voy a ser duro con ella. Y estoy
encantado de descubrir que ella está increíblemente húmeda para mí. Así que
saco un condón y me lo enfundo rápidamente, a continuación, le separo más las
piernas mientras permanezco detrás suyo.
Poco a poco me
hundo en ella, gimiendo de placer por lo jodidamente increíble que es el
empujar hasta el fondo, en sus profundidades deliciosas y calientes. La tomo
por las caderas, y entonces golpeo de nuevo. Ella grita, así que aun no ha
llegado el momento.
"¿Otra
vez?" le digo en voz baja.
"Sí ...
estoy bien. Déjate llevar ... llévame contigo," murmura sin aliento.
Ella necesita
esto tanto como yo. Puedo dejarme ir porque eso es lo que ella también
necesita. Así que poco a poco, con facilidad, vuelvo a penetrarla. Una y otra
vez. Cada vez mejor que la anterior. Más fuerte, más caliente, más resbaladiza.
Un ritmo constante de éxtasis. Amantes disfrutando el uno del otro, tomando lo
que le estoy dando, dándole la bienvenida a la dureza de mi polla, golpeando
con suavidad sus deliciosos pliegues.
Puedo sentir como
su interior se empieza a acelerar, así que sé que está cerca, y es seguro que
yo lo estoy. Por lo tanto, aumento el ritmo, la presión se intensifica, se está
acumulando, hasta que finalmente estalla y se rompe para llegar a nuestra
liberación, increíblemente bueno, estamos jodidamente bien juntos. La agarro
por sus caderas, y con una profunda estocada final siento como explota a mi
alrededor y eso es suficiente para llegar a mi liberación, se detiene el
universo para nosotros. El tiempo queda
suspendido por un momento mientras volamos juntos.
Finalmente nos
relajamos, acabamos juntos en el suelo, mientras la acuno en mis brazos.
"Gracias,
nena," le susurro, cubriendo su cara con dulces besos. Ella abre los ojos
para mirarme, y veo que es el amor lo que se refleja en ellos, lo que me hace
aferrarme a ella con más fuerza. No habrías reconocido esta mirada antes,
¿verdad, Grey?
"Tienes una
rozadura en la mejilla por culpa del tapete," murmuro, mientras la
acaricio con ternura. Ha sido una experiencia maravillosa juntos - por lo menos
para mí. "¿Qué te ha parecido?"
"Intenso,
delicioso," murmura. "Me gusta rudo, Christian, y también me gusta
tierno. Me gusta que sea contigo."
Exhalo un suspiro
de alivio mientras la abrazo más fuerte. Eso es exactamente lo que
siento. Con Anastasia, cualquier tipo de sexo es increíble. Somos amantes,
podemos hacer que todo funcione juntos. Esto es más que suficiente para mí,
estoy seguro.
"Nunca
fallas, Ana. Eres hermosa, brillante, audaz, sexy, divertida, y doy gracias a
la divina providencia cada día que fueras tú quien vino a entrevistarme y no
Katherine Kavanagh."
Bosteza
dulcemente contra mi pecho mientras entierro mi nariz en su cabello.
"Pero ahora
estás muy cansada. Vamos. Un baño y a la cama."
~ ~ ~
Nos relajamos
juntos en la bañera, Ana logra convencerme para que Sawyer la acompañe justo a la puerta principal de la oficina por
la mañana. De mala gana acepto, porque sé que es el único punto de acceso al
edificio, por lo que puede controlar cualquier movimiento de forma segura desde
allí. También se compromete a llevarse algo de comer para no tener que salir a
la hora del almuerzo.
"Me alegro
de que me dijeras que me detuviera," le digo.
Esto me da
esperanzas, porque ahora siento que puedo confiar en ella para que me indique
cuando llego a su límite, en lugar de decirme lo que cree que quiero oir. Es un
paso muy importante para avanzar en la dirección correcta.
"Mi trasero
también," me sonríe.
~ ~ ~
"¿La señora
Acton no incluyó ninguna pijama?" Pregunto cuando veo que lleva puesta de
nuevo una de mis camisetas para dormir.
"No tengo ni
idea. Me gusta usar tus camisetas," balbucea medio dormida mientras se
estira en la cama. Supongo que eso es muy dulce. Ella prefiere usar algo mío
que cualquier tela lujosa como la seda. Así es Ana. Me inclino y la beso.
"Tengo que
trabajar. Pero yo no quiero dejarte sola. ¿Puedo usar tu portátil para
conectarme con la oficina? ¿Te
molestaría si me quedo a trabajar aquí?"
No puedo quitarme
la imagen de Leila de pie en el extremo de la cama apuntando con un arma a Ana.
Pero después de un día jugando a los noviecitos, hay asuntos urgentes de
negocios que necesitan mi atención, y solo son las diez y media de la noche.
"No es mi
portátil," murmura, y luego simplemente se va, quedándose totalmente
dormida.
Paso mucho tiempo
simplemente mirándola mientras duerme. Me encanta mirarla, tal como lo hice la
primera vez cuando la llevé a mi habitación en el Heathman. Mi bella durmiente.
No puedo resistirme a deslizar mis dedos por su suave mejilla, acariciando su
cabello sedoso, y viendo el movimiento acompasado de su respiración.
Anastasia. Mi
amante. El amor de mi vida. Todavía me parece extraño, pero creo que me
estoy acostumbrando a pensar en estos términos. Amor, con A mayúscula. Es un
sentimiento maravilloso, poderoso, pero confuso, lo estoy descubriendo.
De mala gana
renuncio a seguir mirándola y me conecto con la oficina para ponerme al día con
el mundo exterior. Pero en lugar de trabajar hasta la madrugada, como de
costumbre, solo termino lo estrictamente necesario para tener todo al máximo y
poder deslizarme en la cama junto a Ana. La envuelvo entre mis brazos, y la
beso suavemente mientras murmura dulcemente mi nombre, antes de caer en un
sueño profundo, tranquilo.
Nota del autor y
del equipo de traducción: A partir del 7 de Enero se publicarán 2 capítulos a
la semana, los Lunes y los Jueves, ya que nos acercamos al blog original. Una
vez lleguemos al mismo punto se publicarán una vez a la semana, pero avisaremos
antes! Esperamos que sigan disfrutando de la historia, tanto como el autor
creándola como Sirocco968 traduciéndola.
Con
agradecimiento a Sirocco 968 por proporcionar la traducción al español
No soy dueño de
ninguno de los personajes de la trilogia de "Cincuenta Sombras".
Pertenecen a E L James. Estoy simplemente tomando prestados los personajes para
entretenimiento y no por beneficio economico. Por favor, consulte la página de
aviso legal para más detalles sobre los derechos de propiedad intelectual de
esta obra.